“Es muy gratificante ver todo esto. En este lugar encuentras paz, una paz espiritual invalorable”, dice Aldo Muñoz, quien disfruta todos sus días conservando el ACP San Antonio, un lugar en donde el agua vale más que el oro y hasta puede curar enfermedades como el cáncer.

Carlos se pasó todo el viaje en bus de Chiclayo a Chachapoyas preguntando por el colibrí cola de espátula. Tomó fotos de todas las aves que vio, pero tan solo pensaba en esta linda ave que revolotea como si estuviera a pilas y volara con dos maripositas sujetadas a unos hilos que salen de su trasero. En una de las paradas del tour, se bajó y se escondió dentro de unos matorrales. Cuando estaba terminando de orinar, este pícaro colibrí se le puso en frente. Carlos soltó lo que lo mantenía ocupado manchando sus pantalones. Su cámara demoró en encender y en esta rápida y graciosa escena se dio cuenta que tan solo debía mirar. Dejó la cámara y se quedó quieto. Comprendió que no necesitaba una mejor foto que su recuerdo. El ave se acercó y revoloteó durante unos veinte segundos a medio metro de Carlos, hasta terminar perdiéndose entre las ramas.

En este rincón ubicado muy cerca de Chachapoyas, este tipo de experiencias simples pero casi mágicas se viven todos los días. Aldo Muñoz conserva junto con toda su familia el Área de Conservación Privada San Antonio. Lugar en donde los venados grises están apareciendo después de muchos años sin dejarse ver. La causa de su regreso es el buen estado de los bosques. El trabajo de los Muñoz está dando más vida al planeta y los animales son los primeros en agradecerlo. San Antonio tiene mil seiscientos metros de senderos que se abren camino entre los árboles y casi cien multicolores clases de orquídeas. Las cien especies de aves se quedan observando a los turistas sentadas en ramas o volando a cincuenta metros de ellos. La paz es lo que Aldo y su familia valoran más en épocas donde la contaminación de todo tipo sigue siendo un problema que muchos no se atreven a enfrentar.

Durante varios años se impactó negativamente en este lugar de Amazonas. Los pobladores quemaron bosques y pastos para habilitarlos para la agricultura. No se trabajó correctamente la tierra. Fue durante muchos años la despensa principal de la diócesis de Chachapoyas. Se destruyó ecosistemas y el hábitat de miles de animales e insectos. Tan fuerte fue esta intromisión negativa del ser humano que especies que vivieron siempre ahí, como el venado gris y el colibrí cola de espátula, tuvieron que huir. Sin embargo, desde el 2008 Aldo y su familia decidieron cambiar todo esto. Empezar a cuidar el bosque.

Aldo Muñoz quiere que su esfuerzo sea disfrutado por todos. Turistas, amigos, investigadores, biólogos, estudiantes. Tiene pensado hacer un jardín botánico repleto de plantas ornamentales y orquídeas, un zoocriadero de venados, un criadero de truchas, y además empezará a producir miel junto con las comunidades vecinas. Todo esto para seguir haciendo más sostenible este espacio camuflado entre árboles, orquídeas, monos y riachuelos. El agua que corre por los pasadizos de este predio es especial. Le puede cambiar la vida a todos los que la tomen. Le realizaron un análisis químico y se determinó que tiene un PH mayor a ocho, excelente para alcalinizar el cuerpo y evitar enfermedades como el cáncer. Es por ello que el agua vale más que oro. No se desperdicia, se le engríe y se le aprovecha al máximo. La utilizan para generar energía, después es guardada en una piscina natural al pie de la catarata Loropakcha para finalmente mantener con vida todo San Antonio.

Ir a San Antonio debería ser un paso obligado para todos los que vayan a Chachapoyas. El agua te llena de energía, conversar con Aldo te anima y motiva, y ver pasar aves multicolores es algo que recordará por siempre. Al final de su viaje, nuestro amigo Carlos no regresó con la foto del colibrí cola de espátula. La vio pasar más veces, sin embargo, después del episodio entre los matorrales, decidió sacar menos su cámara y disfrutar de verdad. Una lección, como tantas, que se aprende con las pequeñas grandes cosas que no solemos ver.