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Conservación con visión en Cusco

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En la historia del movimiento de conservación en el Perú, la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) es una institución en la cual vale la pena detenerse. ACCA surgió en 1999, al poco tiempo de haber pasado la época de violencia social que marcó la década de los ochentas y noventas. A los dos años de constituirse trajo una gran alegría al Perú, al lograr que el Ministerio de Agricultura le otorgue la primera Concesión para Conservación del país, con un área de 146 mil hectáreas, que bautizaron como Los Amigos. Fue un hito. Nunca antes el Estado Peruano había otorgado en concesión un bosque para que sea conservado. Después de ese primer paso, todo se fue dando naturalmente. Compraron 660 hectáreas en el Valle del Kosñipata, en donde se ubica la estación biológica de Wayqecha, luego otras 3000, en lo que hoy es la estación biológica Villa Carmen y un área de casi 400 hectáreas aledaña a la Concesión para Conservación Los Amigos para construir el Centro de Investigación y Capacitación Río Los Amigos (CICRA). Todos están dedicados a la investigación científica y a apoyar, a través de proyectos, a las comunidades que viven en los alrededores. “Es un gran reto para nosotros. Hay muchas necesidades y las poblaciones locales tienen muchas expectativas. El desarrollo sostenible en la Amazonía es complejo, hay muchos factores a los que hay que estar atentos y a los que tenemos que afrontar con creatividad”, nos contó Augusto Mulanovich hace un año, en una visita del equipo de Conservamos por Naturaleza a Villa Carmen. Mulanovich era en ese momento Director de la Sede Cusco de ACCA. Con él aprendimos como están experimentando nuevas formas de hacer agricultura y, en este camino, cómo hacen el bio carbón, hecho con la materia orgánica que dejan los deshechos de la agricultura.

En el Perú viven 1879 especies de aves, las mismas que representan más del 60% de las que existen en Sudamérica. Hay más de tres mil especies de orquídeas e investigadores de todo el Perú y el mundo se internan en este territorio para seguir encontrando los secretos mejor guardados del bosque. Es por eso que ACCA ha creado estos lugares que promueven la investigación, el desarrollo y la educación ambiental. En Villa Carmen, el Centro de Investigación y Capacitación Río Los Amigos (CICRA) y Wayqecha, ACCA recibe cientos de investigadores cada año convirtiendolos en polos de conocimiento sobre la diversidad biológica que alberga esta magnífica zona del Perú. Adrián Tejedor, Director Científico de ACCA, nos contó que solo en CICRA se han registrado más de 3,400 especies.

A su vez, sabiendo que las instituciones del Estado necesitan mayor apoyo para la conservación de la naturaleza, también se involucra con ellos para ayudarlos a lograr mejores resultados y que los beneficios lleguen a la gente local. Es así, que en los últimos meses, vienen apoyando al Gobierno Regional de Cusco con la gestión del Área de Conservación Regional (ACR) Choquequirao, así como en las distintas áreas de conservación priorizadas por dicho Gobierno.

Choquequirao, más que un sitio arqueologógico
En diciembre de 2010, se estableció el ACR Choquequirao y desde entonces velar por la conservación de las más de 103 mil hectáreas que lo conforman, le corresponde al Gobierno Regional de Cusco, que está poniendo todo su interés y preocupación en hacer una buena gestión participativa en dicha área. Dicho Gobireno Regional viene trabajando no solo en estrategias de conservación, también de adaptación al cambio clímatico y promoción de actividades sostenibles. Esto es parte del proceso de decentralización que está viviendo el Perú desde hace más de una década. Estuvimos con Efraín Samochuallpa Solís,  Gerente de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente de dicha región. Para Samochuallpa, biólogo con gran experiencia en la gestión de proyectos con involucramiento local, ¨el compromiso es cuidar de este rincón del país a la par que se busca el desarrollo sostenible de la región, generando incentivos para la población local¨. Para lograrlo, desde este año vienen recibiendo el apoyo de ACCA. Con esta alianza y bajo el liderazgo del Gobierno Regional han iniciado las labores en esta importante zona turística de Cusco, considerada por muchos como el segundo parque arqueológico más representativo del país después de Machu Picchu. “La importancia del ACR Choquequirao es clara ya que conjuga dos elementos importantes turísticamente. Dentro tiene el parque arqueológico del mismo nombre y a su vez se ubica al lado del Santuario Histórico de Machu Picchu. Tiene una alta belleza paisajística gracias a sus nevados, encabezados por el imponente Salcantay, caminos incas, bosques de montaña, especies endémicas y amenazadas como el oso de anteojos, puma, el cóndor andino y el gallito de las rocas”, nos cuenta Ronald Catpo, Director de Áreas de Conservación y Fortalecimiento Institucional de ACCA, con quien compartimos la caminata resguardados por  los apus antes de internarnos por los bosques y quebradas que caracterizan a esta área.

Para Efraín Samochuallpa, los principales avances en cuanto a la gestión del área de conservación son la elaboración del Plan Maestro, que delimita los usos del área. En este proceso han participado la población local y todos los involucrados en la zona, además del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNANP). “El segundo paso fue la creación del comité de gestión, en el que estuvieron involucrados las municipalidades de Santa Teresa y Mollepata, además de ONGs, los pobladores del lugar y algunos responsables de turismo”, contó Catpo. Gracias a la cooperación internacional gestionada por ACCA se ha contratado (hasta diciembre de 2014) un equipo mínimo para proteger el área. Un jefe y un equipo de dos personas encargados de trabajar con las comunidades y promover el turismo de manera sostenible. “A pesar de los esfuerzos, esto no es fácil. Ahora estamos en la búsqueda de fondos para lograr que este equipo crezca y se establezca de forma definitiva. Hemos avanzado pero todavía nuestros recursos son insuficientes”, dijo Catpo, quien espera que en unos años esta ACR sea uno de los focos turísticos más importantes del Cusco. “Uno de los grandes retos es organizar a todos los actores para que los objetivos de las personas sean compatibles con los de la creación del área. El principal problema es la desorganización en el turismo. Todavía sigue siendo una actividad incipiente, no se cuidan los caminos, no hay buena señalización, no existe orden con las asémilas que llevan pesos indebidos y además impactan en el lugar. Es por eso que necesitamos ordenarnos para estar preparados para el futuro cuando el número de visitantes aumente considerablemente”, añadió Ronald Catpo.

Caminar por este ACR es un placer para los ojos, las piernas, el corazón. Te vas encontrando desde cóndores volando sobre ti, hasta pequeñas fresas silvestres que te quitarán la sed. Además, basta con indagar un poco con alguien de la zona para encontrarse con plantas medicinales, colibríes bosques de queuña nunca antes tocados, más de trescientas especies de orquídeas y, con algo de suerte, vizcachas y osos de anteojos. Estas son solo algunas cosas que hacen de este lugar uno de los más especiales que tiene el país y una de las experiencias que nos confirma que sin un trabajo en conjunto del Estado con la sociedad civil, es muy complicado avanzar y encontrar el desarrollo sostenible para todos los peruanos.