Ruta de Chachapoyas en El Peruano
Texto: Jack Lo *
Dicen los cronistas españoles que al llegar a lo que hoy se llama Rodríguez de Mendoza, se sorprendieron por la belleza de sus mujeres. Altas, blancas, de buen porte y alegres. Su sorpresa se prolongó cuando se dieron cuenta que todo lo que plantaban, crecía con suma facilidad. En la actualidad estas tierras mantienen su fertilidad y sus hermosas mujeres, cultivan casi de todo y expertos baristas aseguran que producen uno de los mejores cafés del país. Llegar es una experiencia única que te conectará, no solo con sus paisajes, sino con gente cálida, que te recibe siempre con una gran sonrisa.
Antes de acceder a este destino, hay que pasar por Chachapoyas. Hasta el año pasado, visitar la capital de Amazonas era un trámite que poca gente quería asumir. Un día de camino en auto o un avión que te lleve a Tarapoto o Chiclayo, para luego subirte a un bus por 6 y 10 horas, respectivamente. Desde el año pasado, se abrió un vuelo a Jaén, que te deja a 3 horas de Chachapoyas, y también un vuelo desde Tarapoto, que te deja a solo 30 minutos. Es decir, opciones distintas para aquellos que no disponen de mucho tiempo.
Naturaleza a la vista
Una vez en Chachapoyas, hay colectivos –casi durante todo el día– que salen del terrapuerto de la ciudad hacia Mendoza. El camino ya es especial. Una pista que cruza acantilados y altos cerros que te hacen sentir cada vez más pequeño. El clima va cambiando conforme desciendes desde los 2,300 metros sobre el nivel del mar, hasta los 1,200 que tiene Rodríguez de Mendoza.
En medio del camino, te recomendamos parar en el área de conservación privada (ACP) Bosque de Palmeras Taulía Molinopampa, el bosque de palmeras más extenso del país y donde se encuentran hasta cuatro especies distintas de ellas. Es un encantador bosque que te permite caminarlo sin problemas. No hay que ser experto para hacerlo. Entra a caminar y báñate en la chorrera, una caída de agua que refrescará tu visita. Luego puedes quedarte a dormir ahí, compartir con la asociación de mujeres y probar su buena sazón; o si no, sigue el camino hacia Rodríguez de Mendoza, donde hay distintos lugares para descansar.
A media hora caminando o a diez minutos en un auto desde Mendoza, está el distrito de Omia, donde se ubica el ACP Cavernas de Leo, que conserva un bosque de 12 hectáreas. Acá crecen 80 tipos de plantas medicinales, 40 de árboles frutales y 300 variedades de orquídeas. Casi todas sembradas por don Leo, un generoso hombre de campo.
Maravilla subterránea
Debajo de este maravilloso bosque se guarda un tesoro formado por millones de años. Una caverna de 40,000 metros cuadrados, con techos de 120 metros de alto, siete niveles y 1,300 ambientes. Leo y su familia le fueron poniendo nombre a casi todas las estalactitas y estalagmitas: La virgen, el niño y el burro, el zapato de taco, el león, el cuarto erótico, son solo algunos de ellos. Luego, a dos horas de generosa caminata, está la laguna estacional de Huamanpata. Se trata de un espejo natural que te genera una sensación de tranquilidad. Te recomendamos ir y quedarte a dormir en las cómodas habitaciones que se ofrecen en el lugar. El lugar se presta para caminar, montar bicicleta y disfrutar del buen clima que siempre ofrece este rincón de la Amazonía. Despierta ahí y respira profundo antes de volver al camino de vuelta.
* Este artículo fue publicado en el suplemento Somos Viajeros, del diario El Peruano.