Oxapampa… más verde que nunca
Por: Walter H. Wust
Muchos llegan hasta este lugar de la selva central en busca de aventura, para experimentar un encuentro con las raíces alemanas de sus migrantes o para disfrutar de un singular rodeo amazónico; otros, sin embargo, vienen en busca de la extraña magia que ha inspirado a un puñado de emprendedores a dejarlo todo y dedicar su vida a la conservación de los bosques de este privilegiado rincón de nuestra Amazonía.
Hace apenas una década, Oxapampa decidió apostar por una forma de desarrollo distinta, más amigable con su entorno y alejada de los modelos de migración desordenada tan comunes en ciudades como Huancayo, La Merced o Puerto Bermúdez. La designación de la Reserva de Biosfera Oxapampa-Yánesha-Asháninka sobre una superficie de 1.8 millones de hectáreas de su diverso territorio permitió, no solo reconocer y valorar la importancia de la conservación para la vida diaria de sus habitantes, sino generar un sentimiento de identidad que hace único a este lugar en el Perú.
El Parque Nacional Yanachaga-Chemillén es su zona nuclear y la fuente de mucha del agua que abastece a dos cuencas tan grandes como productivas. Se suman a él, las Reservas Comunales Yánesha y El Sira, creadas para garantizar el aprovechamiento sostenible de los recursos silvestres por parte de las comunidades nativas mientras disminuyen la presión externa al interior de su territorio titulado y propician la mejora de sus condiciones de vida. Las reservas comunales trabajan en conjunto con el parque nacional y el Bosque de Protección San Matías-San Carlos creando un corredor de áreas naturales protegidas que asegura el mantenimiento de la diversidad biológica y los servicios ambientales para la generación actual y las futuras.
No obstante su importancia, las áreas naturales protegidas por el Estado carecen de la infraestructura y la promoción necesaria para convertirse en destinos ecoturísticos de primer orden, al menos por ahora. Esta situación ha sido vista como una oportunidad por algunos propietarios de predios en la región, quienes han apostado por un nuevo estilo de vida en armonía con el entorno: conservar los bosques y su diversidad, crear bienestar y calidad de vida en un mundo donde es cada vez más escasa, y mostrar al resto de peruanos que es posible re-generar desarrollo sin romper el equilibrio natural.
Fue así como, en marzo de 2017 se formó RIACO, la Red de Iniciativas de Áreas de Conservación de Oxapampa, una asociación civil sin fines de lucro que agrupa a 9 propietarios de terrenos que han decidido apostar por alguna forma de conservación. Algunos de ellos, como Eduardo Jackson y Eduardo de La Cadena, cuentan ya con áreas de conservación privadas (ACPs) tituladas y reconocidas por el Estado, otros 11 tienen sus expedientes en camino.
Sus esfuerzos están dirigidos a mantener la cobertura vegetal en sus propiedades –asegurando el mantenimiento del equilibrio hídrico en la región y conservando la flora y fauna silvestre nativa–, generar modelos productivos que no atenten contra el ambiente y, no menos importante, crear conciencia en la población acerca de la importancia de un desarrollo verde, que aproveche los abundantes recursos naturales de este hermoso paisaje, pero mantenga su esencia, que es finalmente, la razón por la que los migrantes –nuevos y antiguos– han llegado aquí para quedarse.
EL BOSQUE DE CHURUMAZÚ
Dicen que todos tenemos un destino en la vida, que todo está escrito y que cada cosa que hacemos, por más inconexa que parezca, nos lleva a caminar hacia él. Yo le llamo pasión, y cada día me convenzo más de que no hay mayor fortuna que disfrutar del camino que nos lleva a perseguir nuestros sueños.
Eduardo Jackson camina con paso firme a través de la trocha que serpentea a la sombra de pacaes y chilcas. Se detiene y nos muestra un pequeño plantón de cedro, sembrado por los últimos visitantes en su fundo. Un chirrido agudo llama su atención, observa con los binoculares y sentencia: “es un hormiguerito de vientre cremoso. Su nombre en latín es Herpsilochmus motacilloides y es una de las seis especies de aves endémicas de este bosque.”
Lo interesante de esto es que Eduardo no es biólogo ni especialista en ecología tropical. Economista, con 27 años dedicados al diseño de soluciones tecnológicas en IBM, un día decidió que su vida podía dar un giro. Y vaya si lo dio. Luego de dejar la vida corporativa, se interesó por las iniciativas de conservación que empezaban a ser promovidas por la plataforma Conservamos por Naturaleza.
Carolina Butrich había empezado a colaborar con el proyecto de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental y recuerda cuando Eduardo entró en la oficina buscando alguien que pudiera ayudarle a armar un itinerario para visitar las áreas de conservación privada en Amazonas. Unos días después estaba compartiendo un café recién tostado con Leyda Rimarachín, propietaria de Bosque Berlín; descubriendo las maravillas del bosque seco del Marañón con Luciano Troyes; y aprendiendo sobre las plantas del valle del Utcubamba con Perico y Lola Heredia en Milpuj-La Heredad. La experiencia lo marcó.
Bastaron unos meses para que adquiriera un terreno de 20 hectáreas en Chontabamba, muy cerca de Oxapampa. Al cabo de unos años logró que 14 hectáreas del fundo sean reconocidas como el Área de Conservación Privada Bosque de Churumazú. Hoy, junto a un grupo de propietarios de predios en la zona, trabaja activamente en la promoción de RIACO, la Red de Iniciativas de Áreas de Conservación de Oxapampa, mientras pone en marcha los proyectos al interior de su fundo para convertirlo en un modelo de desarrollo y conservación.
Como buen economista, su proyecto avanza ordenado y siguiendo un plan bien definido. Los nogales, anonas, coles de monte y ulcumanos que plantaron hace unos meses crecen a buen ritmo, ayudados por las lluvias de estación, pero sus planes se desarrollan a un ritmo aún mayor. “Queremos trabajar en dos frentes: conservación y sostenibilidad”, nos dice, mientras una pareja de tangaras llega a alimentarse de los frutos de una palmera a escasos metros de su cocina.
Uno de los objetivos del ACP es el autoconsumo, el que viene desarrollando a través de la producción de hortalizas en el biohuerto, la producción de miel de abejas nativas, generación de energía fotovoltaica, la cosecha racional de agua de manantiales para consumo humano, y el manejo de aguas grises y negras mediante el empleo de biodigestores.
“Nuestro bosque ha sido intervenido hace muchos años. Las especies de madera valiosa –cedro y nogal– fueron removidas y algunas zonas convertidas en potreros para ganado, pero todavía hay zonas que mantienen la cobertura original y albergan a especies representativas del ecosistema”. Una caminata por la montaña nos permite comprobar cómo las especies nativas van regresando gracias a la acción de los dispersores naturales (tucanes, trogones y roedores) y a los esfuerzos de restauración de Eduardo y sus colaboradores.
Parte de los trabajos en el ACP están dedicados a la restauración ecológica, a través del monitoreo de la regeneración natural de especies nativas y la reforestación en zonas degradadas. Un manchal de hermosos helechos arbóreos y un centenario árbol de nogal, que escapó a las sierras de los madereros, son algunos de los atractivos que el bosque de Churumazú ofrece a sus visitantes. Pronto, espera recibir turistas en dos cabañas acondicionadas para tal fin, mientras confía que los visitantes para efectuar caminatas por su bosque superen los dos centenares para el 2019.
El componente de conservación se enfoca en varios aspectos. Uno de ellos es la flora nativa. Su atención se ha centrado en cuatro especies emblemáticas: el nogal (Juglans neotropica) y el cedro (Cedrela odorata), extraídos intensamente por su valor comercial e incluidos en la Lista Roja de especies amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN; se suman a las anteriores los helechos arbóreos (Cyathea sp.) y las palmeras basanco (Dyctyocaryum lamarckianum), especies indicadoras de la salud de los bosques de montaña. En el caso de la fauna, el énfasis se dirige al mantenimiento del hábitat del oso andino (Tremarctos ornatus) y seis especies endémicas de aves del bosque montano o yungas peruanas.
El Bosque de Churumazú adquiere relevancia al ubicarse muy cerca de la ciudad de Oxapampa, una zona sujeta a la presión de la expansión urbana y donde las áreas con cobertura vegetal serán vitales en el futuro. Su importancia en la generación de servicios ecosistémicos se hace evidente al caminar a la sombra de los árboles y comprobar el buen estado de los cinco manantiales de agua pura que nacen en la montaña y que corren cristalinos hacia los afluentes al ser filtrados y purificados por el suelo. El bosque brinda otros beneficios, como la conservación del hábitat de polinizadores críticos de la zona –abejas nativas (meliponas, trigonas y tetragoniscas), polillas, murciélagos, colibríes y otros–, el mantenimiento de la belleza paisajística del valle, las posibilidades para brindar recreación y educación ambiental, y muchos, muchos más.
Como si fuera poco, este economista convertido en activo conservacionista tiene planes ambiciosos para su ACP en el futuro cerano. Entre ellos están la comercialización de productos frescos y procesados artesanalmente: como café, miel y diversos frutales cultivados en parcelas agroforestales orgánicas (zarzamoras, aguaymantos, quito quitos y granadillas); y el turismo vivencial, que espera ofrecer a través de servicios de hospedaje, caminatas guiadas en el bosque, experiencias de reforestación con especies nativas, observación de aves y especies de flora silvestre, entre otros. Todo indica que la decisión de Eduardo fue acertada. Esperamos que su ejemplo siga inspirando a muchos en todo el Perú.
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DE DUENDES Y BOSQUES DE PALMERAS
Patricia Reyna cambió los sombríos ficus de Barranco por un bosque de palmeras en el corazón de las montañas de El Tingo, allá donde nace el río Chontabamba. ¿Te imaginas desayunar un humeante café orgánico oxapampino cosechado por tus vecinos, o que la vista de tu oficina sea una ladera cubierta por bosques repletos de orquídeas y helechos? Para esta psicoterapeuta de Lima los días comienzan así… aunque nos muramos de envidia.
Pero decisiones como esta no las toma cualquiera. Dejar una vida en la ciudad, venderlo todo y embarcar tus bártulos en un camión con destino a una montaña cubierta de neblina a 14 kilómetros de Oxapampa no es cosa de broma. Pero vayamos poco a poco, y contemos esta historia desde el principio. A Patty, como le dicen los amigos, siempre la había cautivado viajar por el Perú. Su contacto con Shiwi, una empresa que comercializa productos provenientes de áreas de conservación privada, le brindó un primer encuentro con el mundo de la sostenibilidad y, lo que es más importante, con las historias inspiradoras de los emprendedores que las llevan a la práctica.
La idea de comprar una pequeña propiedad en el campo había estado rondando su cabeza. Quería dejar Lima, pero no simplemente para mudarse a un condominio en un lugar bonito. De pronto, una propuesta concreta hizo que la decisión no pueda postergarse. Era todo o nada. Un promotor inmobiliario tenía un proyecto en Chontabamba, pero le ofrecía un terreno más lejano, ahí donde la trocha terminaba en el bosque y donde el verde se tragaba todo. No lo pensó y se mudó.
Descubrió que su nuevo hogar era un lugar muy especial. Las montañas que rodean su predio de 10 hectáreas estaban cubiertas por bosques, pero de un tipo único y singular: era un enorme rodal de palmeras basanco, tan grande y saludable que se había convertido en el refugio de una gran diversidad de plantas y animales, algunas aún desconocidas por la ciencia. Lo llamó El Palmeral.
El basanco (Dictyocaryum lamarckianum) es una especie de palma endémica de los Andes tropicales que alcanza los 15 metros de altura y se distribuye en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia entre los 800 y 2,000 msnm. Además de proporcionar alimento (frutos y nueces) y lugar de anidamiento a una amplia variedad de especies animales, es de vital importancia en la polinización. Estudios realizados en el valle de Oxapampa (2009) indicaron que esta palmera proporcionaba hasta un tercio del polen que acarrean las especies de abejas –nativas y exóticas– productoras de miel.
Patty estaba ya instalada en su fundo. Había que resolver temas como la forma de comunicarse con sus pacientes en Lima, cosa que logró gracias a la aparición de tecnología de bajo costo que permitía obtener Internet casi desde cualquier lugar. Era cosa de tiempo el que se contacte con los miembros de RIACO, la Red de Iniciativas de Áreas de Conservación de Oxapampa, así que en cuestión de meses estaba ya trabajando en el establecimiento de un área de conservación privada sobre su territorio, para dedicarla a la conservación y el desarrollo sostenible. La semilla del futuro verde está prendiendo con fuerza en esta parte del país.
Al proteger la cobertura vegetal de sus montañas, Patty permite que el ciclo hídrico se desarrolle a plenitud y regale sus beneficios a la región entera. Los bosques en estas latitudes son verdaderas fábricas de agua, que suministran, filtran y distribuyen el preciado recurso de manera estable a lo largo del año y sin erosionar los suelos. La fauna nativa dispersa y propaga la flora, manteniendo los engranajes del ecosistema bien aceitados y funcionando a la perfección. Toda esa magia puede ser aprovechada para compartirla con visitantes, gente de las ciudades que busca re-conectarse con la naturaleza, y brindar los recursos para mantener el lugar mientras se valora, educa e inspira… el ciclo se repite, todos ganamos.
La hermosa casa de madera que ha levantado en la cima de una colina está, literalmente, rodeada de palmeras y helechos arbóreos desde donde penden orquídeas y epífitas de todo tipo. El Palmeral ya está recibiendo visitantes interesados en realizar caminatas a través del bosque, aprender acerca de plantas nativas y observar especies de fauna silvestre. Su idea en futuro cercano, es ofrecer a los turistas hospedaje y alimentación orgánica con productos locales, además de una innovadora propuesta que combina la ecología con la terapia psicológica, el yoga y la nutrición saludable (Patty está terminando un postgrado en nutrición)… ¿Te animas a reconectarte con el mundo verde de Oxapampa?
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