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Santuario de la Verónica: un cálido albergue rodeado de montañas

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Foto: Fredy Achaui

Por: Jezabel Delgado / Asistente de campañas y proyectos de Conservamos por Naturaleza

A media hora de Ollantaytambo, tomando la vía en dirección al abra Málaga encontramos un desvío asfaltado que bordea el río Vilcanota, dirigiéndonos hasta la entrada del Área de Conservación Privada (ACP) Santuario de la Verónica.

Por coincidencias de la vida y trabajo, conocí a Pierina Bellota. Ella es hija de Miguel, guía retirado con gran pasión por la naturaleza, la conservación y con muchas historias que contar de todos sus años de experiencia guiando el famoso recorrido del Camino del Inca.

Recuerdo cuando escuché a Pierina por primera vez hablando de su refugio familiar: “Mi familia y yo manejamos una ACP, está en Cusco a solo media hora de Ollantaytambo, deberías venir a visitarnos”. Desde ese momento despertó mi curiosidad por este lugar y fue así como en un fin de semana, mi novio y yo decidimos ir a conocer este rincón natural rodeado de montañas y ubicado estratégicamente en las faldas del Apu la Verónica.

La pasión por la conservación, paciencia, pero sobre todo determinación, fueron los principales ingredientes que llevaron a la familia Bellota Mejía a que esta tierra heredada por sus abuelos sea reconocida como un área de conservación privada en el año 2016 por un periodo de 20 años.

Miguel nos comentó que las gestiones para este reconocimiento tomo varios años y no fue una tarea fácil. Sin embargo, su esfuerzo junto al apoyo que recibió de la ONG Conservación Amazónica (ACCA), obtuvo buenos resultados. Finalmente, en julio del 2016, el Ministerio del Ambiente reconoció el lugar como área de conservación privada en el departamento de Cusco.

El espacio de 20 hectáreas cumple un rol ecológico importantísimo por encontrarse dentro del “hotspot” del valle interandino, además por presentar un microclima particular para el desarrollo y conservación de relictos vegetales como la Unca, Aliso, Chachacomo y otras especies como Cipreses y Queñuas.

Debido a su cercanía al Santuario Histórico de Machu Picchu, el lugar también cumple el rol de ser un corredor biológico para la presencia de algunos mamíferos como el oso andino, el puma, el zorrillo, el gato andino, así como especies endémicas de aves.

Todas estas características hacen que este espacio sea el “combo ideal” para contribuir al equilibrio ecosistémico.

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Foto: Fredy Achaui

UN ALBERGUE NATURAL

Tuvimos suerte de conocer a toda la familia reunida, quienes nos recibieron con mucha calidez desde un inicio, creando una atmósfera familiar. Además de Pierina y Miguel, se encontraba Katty, su esposa, Andrea, la hija mayor y Napoleón, el fiel compañero peludo de la familia. Todos nos acompañaron durante la cena mientras nos relataban la historia de como llegaron a construir ese albergue natural.

Además de ser un lugar con mucha riqueza biológica, el albergue construido hace unos años recibe a huéspedes y viajeros que deseen conocer este espacio y busquen esa pausa de la rutina para conectarse con lo natural. También nos comentan que han recibido visitantes que estén realizando estudios científicos o deseen desarrollar actividades vinculadas a la conservación del medio ambiente como la observación de aves o senderismo.

Además de ser una familia, son un buen equipo de trabajo que a través de sus servicios buscan promover el ecoturismo. Ofrecen, por ejemplo, paquetes de 1 a 3 días, donde se puede realizar caminatas en los alrededores, visitar cataratas que reviven en época de lluvias y si se tiene suerte, observar un poco de fauna propia del lugar.

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Foto: Fredy Achaui

NO HAY EXCUSAS PARA DEJAR DE CONOCER ESTE LUGAR

Miguel entró en su papel de guía y nos iba explicando a detalle el valor de cada lugar y las anécdotas vividas junto a Pierina y Andrea, quien además es mamá primeriza por lo que hizo que me sienta doblemente conectada con esta familia.

Me quedo con la sensación de que existen esos combos perfectos familiares, donde cada integrante cumple un rol importante para alcanzar sueños o proyectos. Volvimos recargados a Cusco para retomar la rutina y yo con más motivación de apoyar este tipo de iniciativas. También con la esperanza de que, como país, sigamos apoyando y formando parte de esta red de conservacionistas voluntarios, que en buena hora sigue creciendo.

+ Conoce cómo visitar el ACP Santuario de la Verónica en nuestra sección Explora.