Personas de Contacto:
Paulina Auristela Toledo Cabrera de Villafuerte
Jorge Villafuerte Recharte
Teléfonos:
(0084) 271589
Ubicación:
Cusco
Extensión:
1053 ha.
Norma:
R.M. Nº 229-2007-AG promulgada el 10.03. 2007
Vigencia:
10 años
Objetos de
Conservación:
Cuarenta años atrás los paisajes de La Convención en Cusco habrían enceguecido a Martín Chambi. Asimismo hoy el Abra Málaga, ubicada en esta provincia es capaz de inquietar a cualquier espíritu. Foto perpetua en la memoria, belleza de contrastes, niebla y sonidos extremadamente diversos, habla por sí sola.
Los españoles la denominaron “Malaga” y al imponente nevado que la circunda “Verónica”, “Apu Wakay Willque” para los nativos, que en quechua significa “el colector de lágrimas” pues en invierno absorbe el agua y en verano la suelta lentamente en forma de neblinas permitiendo así una flora y fauna rica todo el año. Es en este escenario de historia, cóndores, osos de anteojos, orquídeas, picaflores, líquenes y musgos, donde inicia el Área de Conservación Privada, Abra Málaga, cuyo telón natural es la niebla.
“La introducción de otros alimentos está dañando los cultivos naturales”, afirma Auristela, pequeña, de mirada tierna, el cabello corto y rizado. Recuerda con añoranza aquel erario natural que gozó cuando niña y que hoy junto con su esposo el antropólogo Jorge Villafuerte, sus cinco hijos, biólogos y antropólogos, y amigos luchan por preservar, enfrentados al cambio climático, a la deforestación y el tráfico de tierras. “Mi niñez transcurrió en esta zona en convivencia sana con las rocas, con el agua y el suelo, temía que mis nietos y otros niños no disfrutaran por eso quiero preservar y que ellos también se sensibilicen en amar la tierra”.
Anteriormente no existía la actual carretera Cusco – Abra Málaga – La Convención, únicamente pasaban los caminos de herradura y el Inka Ñan o Camino Real Inca del cual aún hay presencia en la zona que conduce a la selva. Los “vallunos” (habitantes del valle) y viajeros, entre bosques húmedos podían vislumbrar nevados al lado del camino. Hacia 1971 la construcción de la nueva carretera produjo un gran impacto ambiental en los bosques.
“Estamos recuperando estos frutos que se habían perdido” dice entusiasmada acerca del khari khari, un producto orgánico similar a una mora silvestre que crece en los bosques altos, muy agradable y de uso medicinal. El Abra Málaga es un dispensario de cultivos originarios, desconocidos en el mercado comercial. De estos valles andino-amazónicos del antiguo Antisuyo, los incas extraían alimentos base de su dieta como la uncucha, una especie de papa con pelillos, la ccumara, un tubérculo sin dulce, así también la coca y el ají.
“La modernidad trae beneficios y males pues se empezó a deforestar bosques para leña” explica al evocar la pasada construcción de la carretera ya que con la llegada de esta, los trabajadores vieron un ingreso inmediato en la venta de leña a la fábrica de té Huyro que la utilizaba para sus hornos, dando lugar una masiva deforestación hasta el año 90. Sin embargo ni la deforestación, ni el aluvión caído en los 80, que hizo desaparecer un importante grupo arqueológico, han podido con la sabiduría de la naturaleza ni con el empeño de Auristela por conservar la grandiosidad del paisaje, es así que el 2007 después de mucho bregar, consigue convertir el abra en un Área de Conservación Privada.
Sobre el sitio de conservación
El Abra Málaga cuenta con 1053 hectáreas de extensión. Frecuentemente muchos turistas llegan deslumbrados por el testimonio de otros visitantes o lo hacen para observar la diversidad de aves que hay en el área, algunas de ellas en extinción, la más común de encontrar es el churrete andino, una avecilla bulliciosa de color pardo cuyo llamado es similar a un matraca girada. Está también el torito pechicenizo que debe su nombre a las plumas en forma de cuerno de su cabeza y en la zona más alta, vigilándolo todo con mirada aguda. Se suman otras especies como el cóndor; halcones señoriales, escurridizos venados enanos, osos de anteojos, nutrias juguetonas, entre otras que hacen del sitio un espectáculo para la memoria.
Otros visitantes llegan atraídos por el relieve de cerros, propicio para el ciclismo de montaña o los caminos para el trekking. Por las mañanas y sobre todo en el atardecer, observar el nevado Verónica o Apu Wakaywillque es una imagen fascinante que sin duda queda fija en la memoria del visitante.
La experiencia vivencial con los ayllus o etnias quechuas, Thastayoc y Panticalle, cercanas al área, es también única pues estos grupos humanos mantienen su identidad ancestral con festividades ligadas a la veneración de la pachamama (pago de la tierra) y a los cerros o Apus, sus dioses tutelares, así como sus coloridas vestimentas y telares con mucha simbología.
Entre las especies que se protegen en la zona, resaltan el churrete real en peligro de crítico de desaparición al igual que el oso andino, la tanka taruka, el upa loro y el loro cabeza manchada.
Entre otras cosas que también preocupan a esta familia es recuperar la parte alta del bosque, donde se hallan los cultivos nativos y las plantas que retienen agua, para lo cual utilizan el abono de alpaca como fertilizante. (Galia Gálvez)
Para llegar hasta aquí debes seguir por tierra aproximadamente tres horas la carretera Cusco – Quillabamba. Si quieres ver paisajes despejados debe viajar entre los meses de mayo a setiembre pero si a cambio deseas apreciar bosque nublado debe viajar entre los meses de noviembre a abril. El siguiente paso desde La Convención es el Abra Málaga. “Tenemos una casa y cabañas rusticas como tambos”, nos indica Auristela pues su familia y ella, preocupados por la comodidad del visitante han construidos recintos con los servicios básicos y brindan alimentación a pequeños grupos.
La asesoría profesional e inversión de instituciones solidarias para la conservación del bosque son las urgencias más inmediatas de esta familia conservacionista. “En unos años me veo, conservando, compartiendo con la gente”, resuelve Auristela dulcemente con aire de nostalgia, el cabello corto y rizado, agitada, siempre subiendo y bajando a la parte alta del bosque, envuelta en un buzo térmico para el frío. Quiere que el sitio no desaparezca, día a día trabaja intensamente junto a su familia para que este paraíso natural no se pierda.
Para ello, vienen realizando una serie de actividades en las que te puedes.