“Mientras pueda sembrar, lo seguiré haciendo. Hasta que me muera. Sembrar es un privilegio”, afirma con una gran sonrisa Javier Chang Lay, peruano hijo de chinos que heredó de su padre un amor incondicional al campo y esa locura inagotable por darle vida a la tierra.

La primera vez que llegó a este terreno, era un basural. La municipalidad de Zorritos y de La Cruz, además de las empresas langostineras que hay alrededor, lo utilizaban como tacho de basura. Teresa Fu, su esposa, de solo sentir el hedor del lugar, no lo podía creer. No le gustaba la idea. Cuando decidieron comprar un terreno fuera de Lima, el objetivo era tener un lugar donde reposar. Por lo menos, eso ella creía.

Era el año 1994 la tensión con Ecuador se mantenía y aviones seguían volando encima de ellos. A pesar de ello, los Chang Fu empezaron a limpiar todo. Desalojaron a gente que se había metido a vivir con la basura. Y poco a poco Javier empezó a sembrar. Cada año fue colocando cinco mil pepas de algarrobo soñando con hablar con ellos cuando sean grandes. Sin embargo, en 1997 se venía un Fenómeno del Niño y aprovechó para sembrar mucho más. Tanto el algarrobo como el huarango, son especies que se desarrollan y brotan mucho más cuando se produce este fenómeno que trae más lluvias. En el desierto hay que aprovechar cada momento y Javier Chang se apresuró para poner ciento ochenta mil pepas. Las precipitaciones duraron ocho meses y todo creció.

Hace menos de diez años decidieron mudarse completamente para allá. La guerra había finalizado, no había terrorismo y ya podrían descansar, así como habían pensado desde el inicio. La familia hizo un hotel y con eso harían su vida sostenible en este lado del litoral peruano en donde el sol siempre está y el mar tiene una temperatura promedio de 25 grados centígrados. Le pusieron de nombre Amotape Inka’s Resorts y es uno de los hospedajes con mejor servicio de la zona. La atención es bien familiar, siempre está Javier, Teresa y Susana, una de las hijas, para atenderlos. Javier Chang nos señala un árbol de mango y nos cuenta que lo sembró con su sobrino y que hace poco lo cosecharon. “Esto es una bendición. A los niños les encanta. Ya hemos sembrado varios árboles con ellos acá en el hotel. Hay que enseñarles, así como mi padre me enseñó a mí. Es lindo regresar donde el árbol que plantaste y decirle: hermano, cómo has crecido, ah!”, se ríe con sus ojos pequeños este señor que alguna vez sufrió un infarto en el bosque. En el tiempo que está viviendo ahí, ha tenido que desalojar taladores ilegales y hasta minería formal que se estaba metiendo en su predio.

Para asegurar la conservación de su terreno, decidió volverlo Área de Conservación Privada. Lo llamó Bosque Seco de Amotape y hoy es uno de los pocos bosques que tienen vegetación y mar, uno a un lado del otro. Tiene una extensión de más de ciento veinte hectáreas y toda la familia, poco a poco, se va interesándose en el negocio. Susana, la hija que también está a cargo de esta empresa familiar, se convirtió en una líder en la zona. Promueve el turismo y es una de las mayores impulsadoras de Tumbes como destino turístico.

Cuando Javier Chang recién llegó al norte del Perú, la gente pensaba que era un chino loco. Iba por la playa comprando larvas de langosta para regresarlas al agua. Estas eran inservibles para los pescadores y las terminaban matando. Chang vivía con la esperanza de que algunas de las que compraba terminaran creciendo y reproduciéndose entre las rocas en el mar, con la misma libertad con la que él siembra sus algarrobos. Han entrado a quemarle el bosque y llevarse la madera. Él no se complica, con paciencia oriental, sigue plantando árboles y flores dentro del hotel. Cuando puede se va caminando entre sus algarrobos y recuerda la historia de cada uno de ellos. Los tiene inventariados en su cabeza y les conversa. Lo que al inicio comenzó como una idea para descansar, se convirtió en un sueño para conservar (y trabajar). No la tienen fácil, el algarrobo sigue teniendo demandas y la minería siempre ronda el lugar. Javier y Teresa se olvidaron de reposar. Ahora solo quieren actuar.