Una mujer decidió dejar su vida en Lima para dedicarse a Amazon Shelter, el refugio que ha creado para rehabilitar a la fauna silvestre rescatada de las manos del tráfico ilegal de fauna.

Por: Luis Zari

El calor es insoportable. En el mercado modelo de Puerto Maldonado pueden ofrecerte jugo fresco de copoazú (un fruto amazónico parecido al cacao), cocona u otras frutas que nos da la Amazonía. Pero también pueden ofrecerte juguetes, hierbas aromáticas y paquetes turísticos por el río Tambopata, donde nos aseguran la vista de animales “salvajes”.

Sin ningún tour y solo pasos más adelante, un hombre lleva en el hombro a un mono pequeñísimo, con la pata atada a su muñeca y aspecto decaído. “Se llama Ronald y es muy juguetón. Cien soles, para ti”, dice. Perú se encuentra a la cabeza del ranking del tráfico ilegal de fauna silvestre en toda Latinoamérica, y encuentra su principal demanda en el uso que se le da a las especies como mascotas.

Frente a las desoladoras cifras de uno de los negocios ilegales que mueve millones de dólares en el mundo, están aquellos que buscan que nuestra biodiversidad animal sea protegida y recuperada. Ahí está Magali Salinas, de Amazon Shelter.

En defensa de la biodiversidad

Hace once años, Magali decidió dejar su vida en Lima para echarse a la espalda un proyecto en el que busca recuperar a todos y cada uno de los animales que llegan al ACP y centro de rescate Amazon Shelter. Parece que lleva tatuado en su ADN, el amor por la fauna de nuestro país.

Empezó como cualquier ciudadana indignada, molestando a las autoridades de la capital en cuanto veía algún animal en cautiverio o siendo producto del tráfico. Llegó a convertirse en una informante de la policía, haciendo incautaciones en mercados y zonas de comercio ilícito. Rápidamente se dio cuenta que todo el trabajo de intervención es solo una parte de la cadena de lucha contra el tráfico, ya que muchas de las especies no pueden ser reintroducidas inmediatamente o no pertenecen al lugar donde se les decomisa. Acá aparece la necesidad de los centros de rescate.

Mientras habla, se escucha de fondo el sonido de la selva que ha creado Magali: monos aulladores, monos nocturnos, guacamayos, sajinos o venados, que tarde o temprano serán puestos en libertad tras pasar un arduo pero cuidadoso proceso de recuperación. Los retos son gigantescos: no existen incentivos para los centros de rescate y la búsqueda de financiamiento es limitada para las iniciativas privadas de conservación, todo ello sumado a la falta de preocupación de algunas autoridades, que muchas veces agudiza el cansancio de los que luchan por la biodiversidad. “Los retos son grandes y a veces me canso, pero lo hago por ellos, por los animales… si no fuera por ellos, hace tiempo que no estaría acá”, dice Magali.

En sus brazos carga un oso perezoso (Choloepus hoffmanni), se llama Agi y lo recibió hace un año a causa del tráfico de animales. Su objetivo actual es llegar a reintroducirlo para que pueda seguir reproduciéndose y regrese a la vida silvestre. Le está construyendo una casa habilitada precisamente para el trabajo de rehabilitación que comenzó hace meses.

Pero, esta defensa de la biodiversidad se tiene que llevar a cabo desde todos los frentes. Este año, Magali ha encontrado un poco de esperanza desde el sector privado: la marca de jugos Selva ha decidido donar un porcentaje de la venta de sus productos en supermercados de todo el país para la mejora de sus instalaciones y ayudar a que Agi y los monos aulladores puedan tener un proceso de rehabilitación lo más rápido posible para volver a verlos fuera de las jaulas, gritando desde lo alto del bosque.

Cómo llegar

Está a la altura del kilómetro 11.2 del Corredor Turístico Bajo Isuyama frente al río Tambopata y el acceso es muy fácil. Son 40 minutos en carro desde la ciudad de Puerto Maldonado

Voluntariado

¡Colabora en el mantenimiento y cuidado de los animales de Amazon Shelter! Inscribete como voluntario aquí y únete a este gran equipo de trabajo. Encuentra más info en: www.amazonshelter.org

Datos de interés

–        67 mil animales vivos fueron decomisados por las autoridades entre los años 2000 y 2016

–        En el Perú hay 442 especies amenazadas por el tráfico de fauna silvestre

–        Únete a www.sicompraserescomplice.pe y colabora en la lucha contra el tráfico de fauna

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