Personas de Contacto:
Eduardo Ramírez Pizango
Víctor Ramírez Pizango
Teléfonos:
941223676 - (082) 639831
Correo:
vicest-1@hotmail.com
Ubicación:
Madre de Dios
Extensión:
45,00 ha
Norma:
R.M. N° 185-2012-MINAM, Fecha de Publicación 19.07.12
Vigencia:
10 años
Objetos de
Conservación:
Fomentar una alternativa de conservación del predio y sus recursos de flora y fauna existentes, con el propósito de crear condiciones que contribuyan con la continuidad de la dinámica natural del bosque.
Adrián Ramírez era un pescador de río. En épocas en las queno se movilizaban en embarcaciones a motor, remaba incansable las aguas de Madre de Dios en busca de la mejor zona para lanzar su red. Era 1975 y Ramírez llegó a Baltimore cuando te demorabas cuatro días en dicho recorrido desde Puerto Maldonado. Ubicó a su familia, crió chanchos y patos, hizo una chacra, sembró plátano, yuca y cebolla, y se dio cuenta que la tierra era muy fértil. Era el paraíso. Una especie de tierra prometida con temperatura media de 26 grados centígrados en todo el año. Convenció a sus amigos y fueron poblando la zona. La selva le estaba siendo generosa y ellos no estaban dispuestos a desaprovechar esta oportunidad. La hicieron crecer hasta que en 1988 lograron la fundación de la Comunidad de Baltimore.
La cuenca del Tambopata era una zona de intensa actividad cauchera. Se hizo importante en la primera mitad del siglo veinte por la extracción de goma de caucho. Todas las cajas que salían directo a Estados Unidos estaban marcadas con “To Baltimore” (Para Baltimore), por ese motivo el nombre anglosajón de este lugar en medio de Madre de Dios. Eduardo, un hombre de palabras sencillas y frases cortas, fue el hijo de Adrián Ramírez que más se apasionó por todo lo que lo rodeaba. Hoy tiene a su cargo cuarenta y cinco hectáreas de bosque que protege para el bien de sus hijos y de toda la comunidad. Para él, desarrollo es conservación.
A fines de los noventa, entidades encargadas de promover el desarrollo turístico de la zona, prepararon a propietarios de vivían cerca al Parque Nacional Bahuaja Sonene y a la Reserva Nacional Tambopata. Eduardo Ramírez se sentía inseguro por la tala y minería ilegal. Se dio cuenta que el turismo era la opción que quería seguir. “Si no conservas, no hay nada”, dice con firmeza Ramírez, una persona que vive con pasión en El Gato, un predio que adoptó ese nombre por la gran cantidad de jaguares que bajaban a tomar agua de la quebrada.
En Baltimore hay treinta familias. Hacen tejidos, se dedican a la agricultura, crían animales, pescan. Sin embargo, saben que los recursos no serán para siempre y por eso cuidan de este espacio sagrado. La quebrada “El Gato” provee de una gran variedad de peces. Carachama, doncella, sardina, piraña, bagre, lisa, son los que más abundan por sus aguas y por ello pescadores deportivos llegan hasta acá todos los años. Ahora Eduardo Ramírez siembra todo lo que come. Más de una veintena de frutas y verduras, desde la carambola hasta el coco. A su vez, procesa café, arroz y castaña. No tiene necesidad de salir, solo cuando quiere vender los productos que no se va a comer. Promueve el turismo. Este río es ideal para hacer canotaje y sus bosques una experiencia singular, llena de agua y vegetación. Han implementado un sistema de trochas que permiten en su recorrido la observación de toda la diversidad de la zona. Conviven con ellos caimanes, tortugas, boas, serpientes venenosas, otorongos, monos fraile, osos hormigueros, ronsocos, sajinos, armadillos.
A Eduardo Ramírez le hace falta un pecho más grande para guardar todo el orgullo que tiene. Se le acaba de conceder el título de ACP y sabe que esto, parte suya toda su vida, recién comienza. Su esfuerzo vale y valdrá la pena. Seguirá conservando el lugar que su padre escogió y que promete seguir cobijándolos y alimentándolos por mucho tiempo más.
Está ubicado a tan solo 60 kilómetros de la ciudad de Puerto Maldonado. Se llega fácil navegando en el río Tambopata en dirección a la Comunidad de Infierno. Después de casi cuatro horas navegando y casi tres después de Infierno, se llega a El Gato.
Necesita la ayuda de un especialista en turismo para que ayude a mejorar la operación y conseguir mercado de potenciales turistas.
Un filtro y tratamiento de agua para no tener estar comprando bidones en Puerto Maldonado.
La construcción de un sistema de captación de agua de la lluvia con calaminas.
Hacer el mantenimiento de los paneles solares y la instalación de un teléfono satelital.