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Juningue

juningue9La familia Hoyos decidió conservar. En agradecimiento y con amor. Nueve hermanos se pusieron de acuerdo para no dejar que sus recuerdos de niños desaparezcan con el bosque.

 

“Me llena de felicidad de ver que todo esto se ha convertido en un refugio”, dice Abel Orlando Hoyos Salazar, un moyobambino de familia numerosa que comprendió desde siempre que vivir con coherencia era la única opción de vida.

La ficha técnica

Personas de Contacto:

Jorge Hoyos Salazar

Teléfonos:

950891087

Correo:

juhosa@hotmail.com / jhoyossalazar@yahoo.com

Clic aquí para enviar correo

Ubicación:

San Martín

Extensión:

39.12 ha

Norma:

R.M. Nº 033-2011-MINAM

Vigencia:

10 años

Objetos de
Conservación:

  • Conservar una muestra representativa de bosque tropical húmedo.
  • Conservar cuerpos de agua.
  • Conservar la flora y fauna silvestre asociada a los ecosistemas de bosque tropical.

Hoyos Salazar mira al río y parece que se quisiera meter un chapuzón pero se aguanta. Recuerda su niñez con una sonrisa a medias. Creció jugando con sus ocho hermanos. Correteando insectos, lanzándose en el río y saltando entre los árboles. Compartiendo con naturalidad el espacio con cientos de especies que ya no ve. Pasaron los años y los ojés y renacos gigantes que solía abrazar, ya no estaban. Las leyendas de la selva que sus padres les solían contar no tendrían sentido sin un árbol, un río o monos que lo despierten en las mañanas. Con sus hermanos se pusieron de acuerdo y por unanimidad decidieron conservar el bosque. Este los protegió durante toda su vida y ellos se resistían a la idea de verlo enfermo.

En noches de cielo despejado y luna llena, canta el ayaymama. Le canta a la luna, le reclama por sus padres. Cuenta la leyenda que dos niños fueron abandonados en medio de la selva por su madre. Estos, asustados, se convirtieron en aves que cantan cada noche de luna llena para que esta los ayude a encontrala. Hoyos es profesor de colegio y poeta. Recita sus coplas a la naturaleza y sueña con verla cada vez más robusta y sana. Creció toda su vida identificado con el bosque y cree que una de las formas de inculcar en los demás el amor por él es con historias, con cantos llenos de misterio.

Recuerdo en esos lugares, los ojés y los renacos
grabados como ejemplares los síndanos y pashacos
ahí paseaba la gente en cada estación florida
por eso ahora es urgente curar la sangrante herida
(Abel Hoyos Salazar)

La carretera Fernando Belaúnde Terry fue construida en los años 70 y cortó la selva de San Martín. Desarrollo y comunicación fueron las excusas perfectas para iniciar un problema que la familia Hoyos reconoció enseguida. La nueva carretera trajo consigo campesinos inmigrantes que lo único que querían era aprovechar la tierra, sacarle el máximo provecho. En lugar de cuidarlo con respeto, teniendo en cuenta la mejor forma de aprovecharlo sin destruirlo, lo agarraron a hachazos. Especies desaparecieron y los animales se corrieron en busca de un lugar seguro. No se le podía dejar morir y decidieron crear el Área de Conservación Privada (ACP) Juningue, en retribución a todo lo que la naturaleza les dio y reafirmando las ideas que sus padres les inculcaron.

Pocos ayudan a los hermanos Hoyos. Las autoridades locales y regionales demuestran poco interés en la conservación y no los apoyan. El desinterés es total a pesar de saber la vulnerabilidad de estos suelos (bancos de arena) de Juningue sobre los que descansan sus bosques. Si estos son talados y quemados se convertirán en shapumbales (tierras improductivas), lo que causará daños irreversibles al ecosistema. Nada podrá crecer ahí.

Decenas de variedades de helechos, cedros y plantas medicinales como la sangre de grado conviven en este espacio con reptiles y mamíferos como el mono tocón, el armadillo peludo y la perdiz de pata colorada. Evitar la tala ilegal, la agricultura indiscriminada y la pesca a dinamita y agroquímicos contaminantes es uno de los objetivos principales de los hermanos Hoyos. Ellos están enfocados en el cuidado de este pedazo del departamento de San Martín, uno de los lugares con mayor riqueza y  biodiversidad del planeta. Entre sus primeros proyectos estuvo la construcción de un vivero permanente con plantas nativas que van sembrando en los linderos de su predio. Han ubicado centenares de plantones pero creen aún que esto es insuficiente. Hoyos Salazar sabe que su misión recién empieza y quiere seguir protegiendo el bosque. Mira el río y se queda pensando, esperando que la luna le haga caso al ayaymama y nos venga a rescatar a todos.

 

  • Visítanos

    Antes de visitar el ACP, debes coordinar tu visita. Asimismo, puedes llegar ahí por dos rutas:

    Vía fluvial
    La mejor forma de llegar es por río. El acceso al área se da a través del río Mayo, partiendo del puerto “Tawishco” en la ciudad de Moyobamba. En deslizador con motor fuera de borda de 40HP se llega en 09 minutos; en bote de madera y motor peque peque se llega en 25 minutos, bajando por el río Mayo.

    Vía Terrestre
    Se accede en pocos minutos hasta el kilómetro 509 de la carretera asfaltada “Presidente Fernando Belaunde Terry”, de este punto se desvía 900 metros por un acceso de camino carrozable. Una vez hecho este recorrido se llega a una balsa cautiva en la cual se cruza el río Mayo, de este punto se puede acceder a pie o en Motokar para llegar al ACP; en total esta vía suma un promedio de 35-40 minutos.

  • Ayúdanos a Conservar

    Tienen planes de implementar kayaks y equipos para navegar en el río para que sea una de sus propuestas turísticas y puedan encontrar más formas de hacer sostenible esta ACP.

    Necesitan más dinero para seguir manejando el vivero y tener más especies para sembrar.