Introducirse en un bosque lleno de cedros, moenas, caobas, tornillos, árboles del tamaño de edificios y cada vez más difíciles de ver, te reafirma que todavía hay esperanza. Los pobladores de la comunidad de Ricardo Palma, en el departamento de San Martín, protegen casi mil seiscientas hectáreas de bosque en donde pasea el tan buscado mono tocón. La tala indiscriminada y la caza furtiva son las principales amenazas que tiene esta zona del Perú que concentra la mayor biodi.

Este rincón de San Martín está repleto de cataratas y piscinas naturales en los que puedes refrescarte y seguir caminando. Cruzarte con grupos de monos que saltan entre árboles de más de treinta metros de alto, es indudablemente mejor que cualquier HD. Encontrarte con un bosque que pareciera tener cientos de años se convierte en un privilegio. Plantas medicinales de usos ancestrales como la uña de gato abundan por estos bosques. Yáneshas y asháninkas de la selva central del Perú curaban todo tipo de enfermedades con esta planta. En la actualidad, le dicen la ‘curatodo’ y la utilizan en tratamientos de cáncer, úlceras y hasta sida. Proteger un bosque como este, no solo se ha convertido en una necesidad, sino también una obligación.

El agua abundaba por las quebradas de este rincón de San Martín. Es por ello que a mediados de los años noventa se empezó un proyecto de construcción de una minicentral hidroeléctrica para darle energía a los pueblos de los alrededores. Por problemas de distinto índole se abandonó este proyecto en el 2009. En ese mismo año los pobladores de Ricardo Palma se organizaron en una asociación de conservación llamada: Asociación de Desarrollo Sostenible y Conservación Ricardo Palma. Se formalizaron en el 2010 y siguieron con sus planes conservacionistas.

En diciembre de 2012 reciben el reconocimiento y la llaman Concesión para Conservación Shitariyacu, en honor a la quebrada principal que recorre el lugar. Shitari es el nombre del pez que abunda en sus aguas y yacu es una palabra quechua que significa agua. Los pobladores de Ricardo Palma ven en la conservación un modo de vida sostenible. Están educando a los niños en el cuidado del medio ambiente y creen que el ecoturismo los ayudará a proteger el bosque y hacer viable todos sus planes. Tampoco quieren dejar de lado la investigación e invitan a estudiantes, investigadores y exploradores a visitar el área y estudiar esta tupida vegetación que alberga los sueños y esperanzas de toda una comunidad.