La biodiversidad de la puna altoandina altiplánica tiene especies únicas y ecosistemas singulares que no son tomados en cuenta de manera prioritaria al momento de idear estrategias para la conservación o actividades relacionadas a ello. Además, cabe resaltar que en el departamento de Puno, solo existen dos áreas naturales protegidas de administración nacional (una Reserva Nacional y una Zona Reservada), pero ninguna de administración regional o privada.

En este contexto, surge la necesidad de dar el primer paso en la senda de la conservación de esta zona, con la esperanza de que otras personas se sumen a la causa. Tomar esta decisión no es algo fácil. No solo por ser la primera experiencia de este tipo en la región, sino porque existen amenazas como la pérdida o sustitución de patrones culturales asociados al adecuado manejo de especies y hábitats, de la mano con la pérdida de las relaciones de reciprocidad entre el ser humano y la naturaleza por ausencia del referente cultural que los vincule. También tenemos que las bajas poblaciones y aún extinciones locales de especies de importantes, ocasionan una pérdida de recursos para la población local.

Si bien lo mencionado anteriormente puede parecer desalentador, puede verse también como un reto o inclusive una oportunidad para cumplir con un deber, es decir, una muestra de altruismo y voluntad necesarias ante la falta de interés de otros actores.
Es así como se da inicio a la primera iniciativa para la conservación privada en el departamento de Puno con el objetivo de conservar parte de la muestras de la biodiversidad de la puna altoandina altiplánica. La Sra. Isolda Arias Chávez y su hermana Marleny Arias Chávez conscientes de toda esta situación deciden apostar por esta herramienta de conservación, destinando para este fin, la totalidad del predio Taypipiña y Checca.

Con ello, estas ACP busca constituirse como la semilla para la posterior conformación de otras ACP o áreas naturales protegidas de administración regional o nacional.