Todo comenzó en el 2012 con la idea de rendirle un tributo a las personas, comunidades y organizaciones, que por voluntad propia, están conservando la naturaleza en distintos rincones del Perú. Sus esfuerzos nos benefician a todos y todas, sin embargo no reciben los incentivos y el reconocimiento que merecen.
Por eso decidimos ir en su búsqueda, para saber qué les motivaba a conservar y para aprender de sus experiencias. Llevamos cámaras, lapiceros y libretas de notas, para contar sus historias al mundo entero. Nuestra intención era inspirar a que más personas sigan sus pasos y facilitar esquemas para que la ciudadanía y las empresas colaboren con estos proyectos de vida. Pensamos que si las historias venían de primera mano y mostraban el Perú natural, podríamos despertar ese amor por la vida y los espacios abiertos, y que más gente se dé cuenta de que podemos unirnos a acciones para mejorar el lugar donde vivimos.
Sobre el mapa del Perú marcamos los lugares donde el Ministerio del Ambiente había reconocido áreas de conservación privada o donde el Ministerio de Agricultura había otorgado concesiones para que personas y organizaciones se encarguen de su conservación, promoviendo actividades de investigación, educación ambiental, manejo sostenible y ecoturismo. A la mayoría ya las conocíamos por el trabajo que ya se venía realizando 10 años antes en la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, promoviendo la conservación voluntaria en todo el Perú de la mano con distintas organizaciones de la sociedad civil e instituciones del gobierno.
En poco más de 2 años habíamos producido 80 videos y escrito 50 crónicas y artículos que difundimos en revistas, webs, redes y canales de televisión. En ese tiempo organizamos más de 30 conversatorios en espacios públicos, universidades y colegios. Nos conectamos con el mundo a través de alianzas y nuestro mensaje llegó a países a los que no imaginamos llegar. Porque aprendimos que no estábamos solos.
Ampliando la comunidad Conservamos
Cada vez que presentábamos estas ideas, extendíamos una invitación para la ciudadanía tenga una opción para no quedarse con los brazos cruzados frente a problemas urgentes. Y la respuesta ha sido positiva. Ya han pasado ya 9 años y seguimos trabajando por la conservación en el Perú. El equipo creció y los retos también, pero con el respaldo de la Comunidad CxN y con la inspiración de aquellas comunidades, familias y personas que siguen protegiendo áreas de conservación, seguimos avanzando.
Hoy ya son mas de 100 alianzas con empresas comprometidas y más de 500 mil dólares donados a iniciativas de conservación, hemos sumados más de 4 mil voluntarios en limpiezas de playas y más de 8 mil participantes a eventos y viajes CxN. Jóvenes profesionales en Iquitos han ayudado a hacer inventarios biológicos. Abogados han asesorado a organizaciones con las que trabajamos. Publicistas han ayudado a atraer más turistas a las áreas y a mejorar nuestros mensajes. Músicos nos han cedido los derechos de sus canciones para los videos y diseñadores han apoyado con su creatividad visual. Estos son solo algunos ejemplos: la comunidad sigue creciendo.
Además, hemos preparado campañas que permiten que cualquier persona pueda contribuir a proteger el legado natural que tenemos la responsabilidad de cuidar. Con HAZla por tu Ola hemos logrado proteger legalmente 33 olas, hasta la fecha; con Reforestamos por Naturaleza y Semillas por el Bicentenario hemos promovido la adopción de más de 5700 árboles y recaudado más de 140 mil soles para las iniciativas de la campaña; con HAZla por tu Playa hemos involucrado a más de 4000 voluntarios en ocho ediciones anuales.
El mensaje que damos es que cada uno de nosotros tiene algo que aportar para retribuir por todo lo que la naturaleza nos da.