Viajar para inspirarse: Bosque Berlín
Por: Franco Chamochumbi de Pausa
La experiencia en Bosque Berlín te marca desde todos los ángulos posibles. La región de Amazonas cuenta con un buen número de áreas de conservación privada (ACP), siendo una de las más importantes la ACP Bosque Berlín, de la familia Rimarachín. La historia de esta familia, encabezada por el señor Ricardo y la señora Carmela, es sumamente particular e inspiradora, ya que está llena de obstáculos y contratiempos, pero sobretodo de perseverancia, pasión, compromiso y responsabilidad. Escuchar estas historias de primera mano fue uno de los privilegios de este viaje.
El viaje (Re)conecta de Abril que organizamos con nuestros amigos de Conservamos por Naturaleza tuvo de todo y fue una experiencia increíble. Junto a Claudia, Romy, Made, Gisella y Gabriela partimos desde Jaén que nos llevó hasta la entrada de Bosque Berlín (a 2 horas) donde se encontraba Leyda, tercera hija de la familia Rimarachín, quién diseñó este proyecto de conservación mientras estudiaba biología en la universidad, y quién lidera y hace posible las innumerables iniciativas que ocurren ahí.
Al llegar nos pusimos las botas, acomodamos nuestras mochilas y emprendimos la caminata inicial hacia la casa Rimarachín. Esta caminata es de apróximadamente hora y media, pero se extendió un poco debido a que el camino se complicó por las lluvias, fue una suerte que nuestros amigos Luigi y Julio, comenzaran la caminata después, ya que al alcanzarnos pudieron ayudarnos con bultos y linternas en mano cuando nos agarró la noche.
Para algunos de nosotros era la primera vez que caminábamos a oscuras por un bosque sólo viendo lo que apuntábamos con las linternas así que, ésta fue una recepción bastante aventurera y algo demandante. Después de algunos resbalones y caídas graciosas de Gisella, Made y Julio, y del susto que Claudia pasó cuando se encontró a Luigi y pensó que era “el tunche” (le alumbró los pies para confirmar que era una persona real), todos llegamos al destino donde nos recibieron la señora Carmela, el señor Ricardo, Vicky (hermana de Leyda), Doki (su perro) y Minino (su gato) con un riquísimo chocolate caliente natural y una excelente cena preparada por ellos. A partir de ese momento sólo disfrutamos de comidas muy sabrosas y abundantes, preparadas con insumos que provenían de su propia cosecha.
Al día siguiente, recorrimos el bosque aledaño a la casa que nos hospedaba. Fue un camino tranquilo que nos permitió recuperar fuerzas de la aventurera llegada del día anterior y en el que pudimos aprender sobre diversas especies que encontrábamos en nuestra ruta, gracias a nuestra guía Leyda. Luego, en la tarde de ese mismo día, paseamos por una catarata muy bonita un par de kilómetros abajo donde nos tomamos muchas fotos y también vimos de primera mano todo el proceso que requiere elaborar panela, en el cual incluso participamos. Gabriela se volvió una experta en identificar y retirar a las abejas que quedaban atrapadas en la panela a pesar de contar con sólo las luces de las linternas.
Después de una noche de café caliente (gracias a Claudia) en la que pudimos descansar entre conversaciones con risas y anécdotas del camino, llegó el domingo y la actividad más esperada: la ruta de los monos. Emprendimos una caminata de alrededor de dos horas, para llegar a la parte del bosque donde, desde hace un par de años, ha vuelto a habitar el mono choro de cola amarilla, especie endémica de nuestro país. El camino fue un poco duro, el barro por las lluvias de la época complicaban el traslado, pero finalmente todos llegamos.
Ya en el sitio guardamos silencio y nos metimos en el bosque en búsqueda de los monos, a quienes encontramos rápidamente. Un grupo entre 5 a 8 monos, columpiándose y pasando de un árbol al otro. Fue realmente emocionante ver como un animal tan especial como este mono, podía vivir tranquilamente ahí y dejarse ver por nosotros. Mientras los admirábamos desde abajo, y buscábamos el mejor ángulo para observarnos, alguno se posaba en un árbol cercano arriba nuestro, para “lanzarnos” un poco de frutas u objetivos livianos a ver si espantaba a los intrusos que representábamos nosotros.
Salimos del bosque muy felices, el momento que vivimos era lo que habíamos esperado y más. Esa noche cenamos con muchas ganas, y tuvimos un largo rato de conversación con Leyda que nos contó su historia y la de su familia. Perfecto final para un día increíble. La historia de los Rimarachín es particularmente inspiradora y deja muchas enseñanzas. El señor Ricardo da un fabuloso ejemplo de superación, como cuando se organizó con un vecino para contratar un profesor que de la enseñanza primaria a sus hijas, y así consiguió que se funde un colegio en la zona reconocido por el estado.
Finalmente había llegado la hora de despedirse. Gabriela, Luigi y Julio se despertaron temprano a avistar con suerte a algún Gallito de las Rocas y a ordeñar vacas. Cuando regresaron nos dimos con la sorpresa que los baldes donde traían leche no estaban tan llenos como en días anteriores, y empezamos a bromearles y reír un rato acerca de ello. Comimos un excelente desayuno y nos tomamos las fotos respectivas de despedida. La vibra del grupo era muy positiva, para todos habían sido días grandiosos y nos llevábamos a Lima mucho aprendizaje e inspiración que queremos contagiar a todo el que se nos cruce. Sin duda Bosque Berlín es un lugar mágico que impacta en todo el que lo visita.
Notas relacionadas:
– [Testimonio] Leyda Rimarachín: cuando los monos vuelven
– Inspirando con el ejemplo: Leyda Rimarachín del ACP Bosque Berlín