“Quisiera que futuras generaciones puedan ver este bosque así como mi padre lo encontró”, nos dice El Gato o, mejor dicho, Eduardo Ramírez Pizango. De niño, junto con su padre, llegó navegando hasta esta parte de la selva de Madre de Dios y todo estaba intacto. Años después, en lugar de quedarse lamentando por el descuido del hombre, E
l Gato busca conservar este lugar a toda costa. Más información en este enlace.