Inotawa

“Estaba buscando un sitio para vivir y conectar más con la naturaleza”, nos contó Ramón Delucchi, quien junto con toda su familia se involucró en el cuidado de una porción de Madre de Dios, una de las zonas más ricas del mundo pero también una de las más amenazadas. Mientras unos solo se quejan, esta familia, unida a otras más de la zona, actúan, suman, ven el vaso medio lleno. Plantaron cientos de shihuahacos, pijuayos, ungurahuis, entre otras especies de la zona. En la actualidad tienen un albergue con todas las comodidades en el que reciben a los turistas como si estuvieran en su propia casa. Ellos, con esta maravilla de lugar, nos invitan a sentir lo mismo que ellos todos los días.

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